Te preguntarás porque he titulado este artículo Contra viento y marea. La respuesta es simple: La vida está llena de luchas, decisiones y recompensas y he decidido escribir sobre ello.
Estoy muy emocionado porque este es mi primer artículo en el blog. De hecho, es mi primer artículo en un blog y ya sabes lo que dicen, lo importante es empezar, así que aquí estamos empezando. Cuando tienes un objetivo, una meta, un ideal, realmente no importa lo que esté en tu camino, si estás decidido a llegar a ese objetivo, pues simplemente vas a seguir adelante.
No me considero un escritor, pero me encanta escribir, entonces lo que vas a encontrar aquí es simplemente a un amigo hablándole a otro amigo o amiga, voy a intentar reflejar mis pensamientos y mis sentimientos tal como si te los estuviera diciendo en persona.
Quiero compartir las experiencias que la vida me ha brindado, tanto buenas como malas, porque todas ellas han sido esenciales para convertirme en lo que hoy soy. En este blog, esencialmente voy a hablar de como vivir con propósito y sin excusas, ya sea en el plano personal, familiar o laboral.
Mis inicios en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos Días
Si tuviera que decirte cuál es mi punto de inflexión en la vida, sin duda mi memoria iría al momento en que cumplí 17 años. Eran los 90s, y en el Perú se vivían momentos críticos no sólo en el tema económico sino también político y social. Yo era un jovenzuelo, tenía buenas intenciones y quería hacer grandes cosas, pero no estaba seguro de como implementarlas en mi vida. había empezado una carrera Universitaria, y estaba cursando el primer año de estudios en ingeniería de computación y sistemas, porque desde muy pequeño curiosamente me agradó la tecnología. En esas circunstancias y en medio de una difícil situación económica familiar, conocí a dos misioneras de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, quienes me enseñaron el evangelio de Jesucristo y luego de un breve tiempo tomé la decisión de unirme y bautizarme en la iglesia. esto sin duda, cambió el curso de la historia de mi vida para siempre.
Cuando cumplí 19 años, tomé la decisión de ser misionero en la iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, misión que por cierto, dio un nuevo giro a mi vida. Fue un tiempo maravilloso, un tiempo de mucho crecimiento espiritual y personal. Cuando retorné a casa a los 21 años, después de haber servido la misión por dos años, me di cuenta que lo que hasta ese momento había aprendido y experimentado sería solo una pequeña parte de el aprendizaje que más adelante tendría.
En la iglesia conocí a la que sería más adelante mi esposa, una mujer maravillosa que ha sido, es, y será un ancla para mi vida. Tenemos cuatro hijos, a quienes amo con todo mi corazón y de quienes me siento enormemente orgulloso. Por supuesto quien no se siente orgulloso de sus hijos, ¿cierto?
Si tuviera la oportunidad de volver al tiempo en que tenía 17 años, sin dudar, tomaría las mismas decisiones que he tomado, me refiero a unirme a la iglesia, y casarme con mi esposa. Me siento sumamente bendecido y feliz porque cada decisión que tomé, contribuyó a mi crecimiento y a mi fortaleza no son lo espiritual sino también temporal.
Es cierto que he cometido muchísimos errores, algunos tremendamente garrafales, varios de ellos por mi imprudencia en mi juventud, consecuencias que aún estoy pagando y qué aún necesito remediar. pero de una cosa sí estoy seguro, de que Dios vio este día, y porque me conoce, él sabía que necesitaba pasar por todo esto para aprender y darme cuenta lo que significa ser un hijo de Dios, y esa es mi mayor felicidad, el saber que soy un hijo de Dios y que a pesar de mis imperfecciones y errores garrafales, aún puedo lograr el éxito tan anhelado por mí y por mi familia, el de lograr mi propia autosuficiencia temporal y espiritual, y quién sabe, las historias, anécdotas, experiencias e ideas que te contaré en este blog sirvan para el beneficio de al menos una sola persona. Y si es así, cuán feliz estaré.
Mi carrera profesional
Después de graduarme como ingeniero de computación y sistemas y conseguir mi primer empleo en 1998 (eso sí que fue emocionante), empecé a trabajar en lo que realmente me apasiona, o por lo menos me apasionaba en aquella época, los sistemas informáticos. Al poco tiempo Jeanette y yo nos casamos, y considerando las experiencias y los consejos de mi padre sobre el emprendimiento como la clave del éxito, organice junto con un par de socios mi primera empresa.
Yo estaba muy emocionado, nunca antes había creado una empresa por mi cuenta, y si bien esta sociedad no duró mucho, ya que cada uno escogió su propio destino Al poco tiempo, a mí sí me sirvió para aprender que el emprendimiento es una asunto de mucho enfoque, organización y tenacidad. Tuve que dejar el emprendimiento detenido por un momento ya que fui contratado para trabajar en la iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Nos mudamos a Lima, en ese tiempo solo teníamos dos hijos pequeños. Fueron 10 años de arduo trabajo tanto en lo laboral como en la crianza de nuestros hijos. En Lima, nacieron nuestras dos hijas menores.
La imprudencia financiera
En mi afán por querer dar lo mejor para mi familia, y ¿quién no quiere hacerlo verdad?, no reparé en el hecho de que antes de emprender, al menos es lo que yo pienso ahora, un emprendedor debe tener el control de sus finanzas personales y familiares, y, tener un mínimo de formación para saber por dónde dirigir el barco, ya sea que busques esta formación en cursos talleres o a través de un mentor personal. Si tuviera que retroceder en el tiempo para empezar mi emprendimiento, lo primero que haría sería asegurarme de que realmente tengo el control sobre mi dinero y qué sé exactamente no sólo como ganarlo sino como gastarlo sabiamente, y vivir por debajo de mis ingresos. Además, buscaría un mentor o tomar y algunos cursos para aprender a emprender.
Curiosamente yo hice todo al revés, y todo esto con base a buenos deseos, y simplemente por pensar que solo bastaba una idea que a mi me parecía buena, sin ningún tipo de validación. Conclusión: ninguno de mis intentos de emprendimiento funcionaron, así que lo único que gane fué la experiencia de saber cómo NO SE HACE ALGO y un alto nivel de deuda tanto bancaria como no bancaria.
La pérdida de visión
A medida que avanzaban los años, y yo continuaba en mi trabajo dependiente y a la vez con mis intentos de emprendimiento , otros escenarios empezaron a aparecer. Ya había perdido la visión en el ojo derecho casi hasta el 90%, y mi ojo izquierdo era el que me permitía ver, Inclusive hasta manejar auto a alta velocidad.
Ya para el año 2012, los problemas de visión en el ojo izquierdo se agudizaron y, a pesar de estar permanentemente en chequeos médicos por los últimos 10 años, me dí cuenta que era claro que mi visión no iba a ser un aliado en el desempeño de mis labores cotidianas.
Después de mucho análisis, finalmente como familia tomamos la decisión de dejar el empleo acceder a una pensión por incapacidad visual y mudarnos a nuestra ciudad, al lugar donde todo empezó. no fue una decisión fácil, ya que esto implicaba un cambio radical para toda la familia, no sólo en nuestra asociación en la iglesia, sino también en la búsqueda de nuevas oportunidades para seguir adelante criando nuestros hijos. sabíamos que sería duro, pero una vez más con la confianza en el señor, Esa fue la decisión que tomamos.
En el año 2015, quedé ciego. Esto significó un impacto muy fuerte no sólo para mí, sino también para mi familia. El saber que ya no puedes ver fue un trauma duro y me doblego. Tuve que pasar por una terapia psicológica para recibir ayuda, y a pesar de saber que ya venía con una disminución visual, fue diferente cuando quedé ciego del todo. Mis actividades y desplazamiento eran no solo lentas, sino también torpes, ni que decir de interactuar con las personas, era vergonzoso, me sentía perdido. Pude percibir mi propia realidad y caí en depresión.
Un nuevo rumbo en mi vida
Creo que debemos vivir esta vida hasta el último aliento, y de repente esto te suena muy romántico, pero en realidad si lo piensas un poco, y si verdaderamente confías en Dios, esto puede pasar de ser un dicho romántico a una realidad. si hay algo de lo que estoy convencido, es que no puede salir adelante solo, para mí ha sido fundamental el tener una mejor comunicación con mi familia.
Finalmente puedo decir que en estos últimos 15 años, si hay algo claro que tengo en mente, es que el nuevo rumbo que quiero para mi vida es desarrollar una mentalidad de ganar-ganar primero con mi familia y luego en mis asociaciones laborales. ¿Qué objetivo persigo con este cambio?, solo uno: el beneficio espiritual y temporal de mi familia. ¿Cuánto tiempo me tomara lograr todo eso?, sinceramente no lo sé, lo que sí tengo claro es que como dice el señor Stephen Covey, he iniciado con el fin en mente. Tengo un plan en modo ejecución actualmente y como dice el dicho: «la función debe continuar» o dicho de otra manera, la vida debe continuar. Aún contra viento y marea, aún con la ceguera, tengo algo que es más valioso que el oro o cualquier otra piedra preciosa: mi familia. Juntos estamos corrigiendo errores, desarrollando mejores hábitos con una meta muy clara: ser una familia autosuficiente, ser una familia feliz.
Que Dios bendiga tu vida hoy y si tienes dudas respecto de algún asunto, tienes dos caminos: hacerlo a tu manera o hacerlo con la ayuda de Dios. Si aún no sabes por donde tirar, te invito a arrodillarte y en sincera súplica ante Dios, le pidas que ilumine tu camino y ponga a las personas o situaciones que necesitas para guiarte en ese camino.
Si quieres conocer un poco más sobre quién soy, ningún problema. de hecho, te invito a seguirme en mis redes sociales y si te gustan mis artículos, te invito a compartirlos.
Leonardo Jimenez dice
Me gusta mucho tu blog!